Los tornillos lavadores están formados por un recipiente de sección rectangular, en cuyo interior se alojan uno o dos ejes provistos de una espiral cuya función es extraer las partículas granulares sedimentadas en el fondo del tanque gracias al giro continuo.
El tanque presenta un ensanchamiento en la parte inferior, donde la hélice se encuentra sumergida, con el fin de tener mayor longitud en el vertedero y una sección mayor que disminuya la velocidad de la corriente.
El tanque está dotado de una pendiente ascendente de unos 18º. La capacidad de tratamiento depende del diámetro de la hélice y es directamente proporcional a la velocidad de giro. La longitud del tornillo dependerá de la dificultad de lavado de la arena.
En algunos casos, cuando resulta complicada la limpieza y eliminación de las arcillas se realizan pulverizaciones de agua en el extremo superior de la hélice.